4 enero, 2017, Por: Genaro Madrid
Los bosques proveen beneficios múltiples al ser humano. Son ecosistemas que no solo aportan una gran diversidad de especies al planeta; previenen la erosión de la tierra y combaten el cambio climático –con la retención carbono–, proporcionan alimento, medicinas y agua limpia.
En países cuyas áreas forestales están habitadas y son propiedad de comunidades que dependen directamente de sus recursos, los bosques son también un motor socioeconómico probadamente efectivo. Su aprovechamiento sustentable detona economías locales y comunitarias, además de acarrear beneficios en materia de identidad cultural, empoderamiento y gobernanza. Sin embargo, la pérdida de la productividad –o degradación– de estas tierras, hacen del bosque un territorio inaprovechable e inhóspito, que neutraliza gran parte de su potencial.
Pese a que se ha comprobado que la deforestación ha disminuido significativamente en América Latina en los últimos años, más del 20 por ciento de sus bosques y tierras agrícolas se encuentran degradadas. Así lo sugiere un nuevo estudio del World Resources Institute, que a la vez demuestra cómo es que devolver la vida a estos suelos podría generar ingresos netos de miles de millones de dólares.
La investigación encontró que la restauración de los paisajes –cuyo valor radica en mejorar la funcionalidad y calidad de los bosques– podría generar beneficios netos de hasta 23 mil millones de dólares en un período de 50 años. Lo anterior con base en cálculos que implicarían las ganancias de la productividad agrícola, de los productos maderables y no maderables, la valuación de las reservas de carbono, los ingresos por ecoturismo y los costos evitados por seguridad alimentaria.
El estudio también indica que el promedio de costos varía según la zona a restaurarse. Por ejemplo, se estima que las ganancias más altas provienen de la restauración de bosques tropicales y subtropicales ($1,700/ha), esto es, tierras húmedas particularmente afectadas por la degradación, mientras que las ganancias menores se preven en tierras secas ($600/ha), que generalmente presentan una degradación moderada.
Este nuevo estudio de WRI proporciona información concreta para agricultores, empresas comunitarias forestales e inversionistas. También pretende ser una ayuda loable para la iniciativa “20 x 20”, un plan que busca la restauración de 20 millones de hectáreas de tierras degradadas en América Latina y el Caribe para el 2020. En esta meta México se anotó con la restauración de 8.5 millones de hectáreas. De consolidarse esta meta, podría dar lugar al siguiente paso: el de implementar estrategias sostenibles para que las personas que se benefician directamente de estos bosques puedan seguir contribuyendo a la restauración y conservación de los paisajes forestales. Al mismo tiempo se aseguraría la rentabilidad de sus tierras.
La restauración es un tema que adquiere cada vez mayor relevancia a nivel internacional. Esto se debe a que es un recurso inefable para ponderar la economía del sector forestal, vía las prácticas sustentables que promueven la conservación de la biodiversidad, los derechos humanos y la mitigación del cambio climático.
En México los más grandes retos de la restauración se relacionan con las políticas públicas, que deben priorizar herramientas como el manejo forestal comunitario para combatir eficazmente la deforestación y degradación en el país. A fin de cuentas, las comunidades indígenas y locales han probado conocer las necesidades reales de los bosques mexicanos y tener la capacidad de resolverlas.
*Imagen principal: eldinamo.cl