18 enero, 2018, Por: Gerardo Suárez
En la parte alta de la Cuenca Amanalco-Valle de Bravo, se encuentra ubicado el Parque Ecoturístico Corral de Piedra, a una altura de aproximadamente 2,780 metros sobre el nivel del mar, privilegiado por su clima y por dos tipos de ecosistema: el páramo de alta montaña y el bosque mixto de oyamel-pino-encino (Abies religiosa, Pinus sp. y Quercus sp.). Estos dos ecosistemas contribuyen a la captación de agua pluvial que alimenta los más de 400 manantiales del municipio de Amanalco, mismos que fluyen por arroyos hasta la presa de Valle de Bravo, que a su vez aporta el 40% del agua del Sistema Cutzamala; haciendo posible la vida de millones de personas en el centro del país.
El Parque Ecoturístico Corral de Piedra tiene una extensión aproximada de 500 hectáreas, y se localiza al sur del Área de Protección de Flora y Fauna Nevado de Toluca y al sureste del Parque Estatal Santuario del Agua (SA) Presa Corral de Piedra. Además colinda con el área de hibernación de la mariposa monarca (Danaus plexippus) del santuario de Piedra Herrada.
El Parque es propiedad del ejido Amanalco y es manejado en su totalidad por los ejidatarios, que con un esfuerzo colectivo y visión de futuro, aprovechan de manera sostenible los recursos naturales de su territorio. Este ejido realiza un aprovechamiento forestal maderable a través de un programa de manejo forestal autorizado, a través del cual produce un promedio de 2,200 m3 de madera al año. Además del aprovechamiento forestal, este ejido ha creado el parque ecoturístico que genera 6 empleos permanentes y 9 empleos temporales en caso de eventos y proporciona utilidades para 50 ejidatarios.
Con la inversión ejidal y el apoyo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), las universidades y algunas dependencias gubernamentales como la Secretaría de Turismo (SECTUR) y la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), se ha convertido este sitio en un atractivo clave de la cuenca de Valle de Bravo.
Actualmente cuentan con cabañas, almacén, área para acampar, juegos infantiles, senderos y un lago recreativo. Se pueden realizar diferentes actividades deportivas y de aventura, gracias a la diversidad de paisajes que brinda el espacio natural y la infraestructura establecida; se puede remar en lancha o kayak, hacer pesca deportiva y tener recorridos a pie o en bicicleta por los senderos en los que se pueden observar varias especies de aves nativas y migratorias que habitan el ecosistema, como Anas americana Americana (pato panadero), Sturnella magna (tortilla con chile), Anas platyrhynchos diazi (patro tirguero mexicano) y Pandion haliaetus (águila pescadora). Además, desde el sendero de los venados se tiene la oportunidad de visitar la Unidad de Manejo de la Vida Silvestre (UMA) de venado cola blanca (Odocoileus virginianus) que tiene una población de aproximadamente 70 individuos.
El Parque cuenta con un restaurante en el que se sirven platillos típicos regionales y como especialidad de la casa se tiene a la trucha en diferentes modos de preparación. Aquí se emplean ingredientes frescos y de calidad, que son abastecidos por agricultores, piscicultores y comerciantes del municipio, fomentando así la economía solidaria y local.
Gracias a la infraestructura con la que cuenta el Parque, se han podido organizar eventos deportivos de contacto con la naturaleza, tales como, el Spartan Race en el 2016, la carrera Ultra Trail 2017, o el Mountain Bike to Spring 2017 organizado por la Fundación The Steel Race y Kenyamex.
De acuerdo al testimonio de Gerónimo Vilchis Quintín –Gerente del Parque Ecoturístico Corral de Piedra- este tipo de eventos, así como las caminatas que van del Nevado de Toluca a Valle de Bravo y que son organizadas por la empresa Chance to Challenge, atraen a un sector de la población – conocidos como “caminantes”- que está preocupada por apoyar modelos de desarrollo turístico sostenibles y que valora y reclama la responsabilidad del turista, tour-operadores, anfitriones e instituciones a la hora de realizar las actividades ecoturísticas o de aventura. Como consecuencia, poco a poco se han ido erradicando los visitantes que realizaban prácticas viajeras no válidas o poco responsables con el ambiente, que incluso llegaban a ser muy destructivas, como la pesca inadecuada o la cacería furtiva.
Además, los ejidatarios han realizado esfuerzos para registrar el Parque ante el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN, 2007) bajo la actividad económica: Grutas, parques naturales y otros sitios del patrimonio cultural de la nación. De igual manera, para obtener los sellos de calidad “Punto limpio” y “Distintivo M” – los cuales han sido otorgados por la SECTUR-, el primer sello se obtuvo como reconocimiento por la incorporación de buenas prácticas de higiene en su modelo de gestión, a fin de proteger la salud de los clientes, los trabajadores y las comunidades vecinas; y el segundo como máximo reconocimiento que avala la adopción de mejores prácticas y una distinción de empresa Turística Modelo.
Gracias a los esfuerzos por mejorar esta empresa comunitaria, también se ha podido obtener la certificación social y de desarrollo conocida como “Paraísos Indígenas”, la cual es respaldada por el Gobierno mexicano – SECTUR, el Consejo de Promoción Turística de México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas- que distingue a los sitios turísticos con alto valor natural, cultural e histórico y busca que la población indígena ofrezca servicios y actividades turísticas de calidad, bajo un esquema de organización basado en usos y costumbres que les permita conservar, transmitir y compartir su herencia y conocimiento ancestral, aprovechando de forma sostenible los atractivos naturales y culturales de su territorio.
El desarrollo del Parque Ecoturístico Corral de Piedra es una prueba tangible de que existen diversas alternativas para el aprovechamiento sostenible de los bosques, y que los ejidos y comunidades en México pueden desarrollar una diversidad de empresas sociales que contribuyen a la conservación de los recursos naturales al tiempo que generan empleos y alimentan economías rurales prósperas.