Recomendaciones a las instituciones gubernamentales

Recopilación de los planteamientos expresados por los representantes de comunidades forestales en los espacios de diálogo y análisis colectivo
Consejo Civil Mexicano de Silvicultura Sostenible
Febrero / 2025 

Organizaciones comunitarias y sociales firmantes

Unión de Ejidos de Amanalco, EdoMex
Junta intercomunitaria Pueblos Originarios Coordinados para el Bosque y el Turismo – POCBOTU, Edomex. 
Brigada Femenina 031 Combatiente de Incendios Forestales, Edomex
Ejido San Lucas, Amanalco, Estado de México.
Agua Bendita, Amanalco, Estado de México.
Rincón de Guadalupe, Amanalco, Edomex.
San Miguel Xoltepec, Estado de México
Comunidad de San Juan Atzingo
 
Ejido Vencedores, Durango.
Ejido Milpillas, Durango
 
Bosques y Gobernanza, Chiapas.
CECROPIA, Chiapas
 
Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán.
 
Guachochi, Chihuahua
Tehuerichi, Carichi, Chihuahua
Consultoría Técnica Comunitaria (CONTEC), Chihuahua
Agua y Bosques para la vida, Sierra Tarahumara, Chihuahua
Pueblos Mancomunados, Oaxaca.
Consorcio Forestal Comunitario de Oaxaca. 
San Pedro el Alto, Zimatlán, Oaxaca.
Unión de Comunidades Forestales Zapotecas-Chinantecas (UZACHI), Oaxaca.
Comunidad indígena de Ixtlán, Oaxaca.
Unión de Comunidades de la Sierra Juárez (UCOSIJ), Oaxaca.
Sistema Comunitario para la Biodiversidad (SICOBI), Oaxaca
Santiago Comaltepec, Oaxaca
Calpulalpan de Méndez, Oaxaca
Comunidad Santiago Xiacui, Oaxaca
 
Ejido Noh Bec, Quintana Roo.
Ejido Caoba, Quintana Roo.
Ejido X-Yatil, Quintana Roo.
Ejido Nuevo Guadalajara, Quintana Roo.
 
 
Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible
Grupo Autónomo para la Investigación Ambiental

Representantes de ejidos y comunidades forestales de los estados de Chihuahua, Durango, Edo de México, Michoacán, Oaxaca, Chiapas y Quintana Roo analizaron la problemática que enfrentan en los territorios de propiedad colectiva, así como los obstáculos que frenan las estrategias comunitarias de conservación, manejo y aprovechamiento del bosque. 

En México los territorios forestales son habitados y son propiedad mayoritariamente de comunidades campesinas e indígenas, que desde hace decenas o en ocasiones cientos de años los protegen, los conservan y defienden. La Reforma Agraria iniciada hace un siglo dotó y tituló tierras a campesinos creando los ejidos, pero además reconoció a miles de comunidades indígenas (en gran parte del país) la propiedad ancestral de sus tierras.

Gracias a la movilización de comunidades del centro, norte y sur del país, en 1986 se modificó la ley forestal con lo cual se extinguió el régimen de concesiones forestales y se otorgó el derecho exclusivo a los dueños de la tierra a tramitar a su nombre los permisos de aprovechamiento forestal. 

Este hecho permitió que miles de comunidades y ejidos tomaran el control del manejo de sus bosques y selvas y facilitó la creación de un nuevo esquema de administración de bosques conocido como “manejo forestal comunitario”, un esquema sustentado en la institucionalidad y gobernanza ejidal y comunal que favorece el aprovechamiento planificado, sostenible y colectivo de bosques y selvas, así como la conservación, protección y defensa del territorio.

En los pasados 40 años las comunidades y ejidos han enfrentado un conjunto grande de problemas sin embargo hoy día las amenazas a los territorios están poniendo en grave riesgo la sostenibilidad de las estrategias de gestión del bosque. Ante estos problemas las comunidades se han organizado, para enfrentar a grupos criminales, frenar los incendios, la tala ilegal, las invasiones, la deforestación y el despojo de tierras por parte de los grandes inversores privados y sus proyectos mineros, agroindustriales o turísticos. No obstante, ese esfuerzo y resistencia las comunidades están siendo fuertemente afectados y encuentran una acción gubernamental claramente limitada e insuficiente, (y en ocasiones dañina) que deja a los territorios forestales y a las personas que los habitan en situaciones de una alarmante vulnerabilidad.

A partir de un trabajo de reflexión colectiva sobre la problemática que impacta los territorios comunitarios y el actuar de las dependencias gubernamentales relacionadas con la tenencia de la tierra y los bosque, los representantes comunitarios identificaron lo siguientes problemas:

1.  Institucionalidad ejidal y comunal: De los sexenios anteriores, el RAN y la PA arrastran prácticas burocráticas que obstaculizan y debilitan la gobernanza de los ejidos y comunidades, con enormes rezagos en los procesos de sucesión de derechos, así como de actualización de padrones ejidales y comunales. El accionar de los visitadores agrarios frecuentemente ha favorecido la corrupción, el despojo y la privatización de la propiedad social. 

2. Gestión del aprovechamiento forestal:  Los trámites en las delegaciones de SEMARNAT para gestionar autorizaciones para el aprovechamiento y saneamientos forestal, así como la documentación de transportación de productos son tardados, caros y complicados lo cual impacta negativamente la operación de los emprendimientos comunitarios vinculadas al aprovechamiento, conservación, protección y manejo del bosque, y afecta económicamente a miles de familias rurales que dependen estrechamente de esas actividades. 

3. Cumplimiento fiscal: El esquema fiscal impuesto a las empresas forestales comunitarias conlleva cargas excesivas y no considera su objeto social, ni las particularidades de la operación forestal; todo lo cual desincentiva en gran medida las iniciativas productivas comunitarias. Las empresas comunitarias no tienen un enfoque de lucro, sus acciones están enfocadas mayoritariamente a la conservación forestal, al desarrollo social, a la inversión en bienes públicos, y sus esfuerzos tienen especial impacto en la generación de servicios ambientales, como la captura de carbono, la captación y filtración del agua de lluvia, la conservación de la biodiversidad, entre otros.

4. Acceso a financiamiento:  Existen brechas y obstáculos para la obtención de recursos financieros y se cuentan con pocas alternativas desde las instituciones para promover el financiamiento que complementen los escasos subsidios gubernamentales.

5. Inspecciones ambientales: Los procesos de deforestación no se han frenado y no existe una estrategia sólida para detener el cambio de uso de suelo realizado por empresas inmobiliarias, agroindustriales y turísticas que destruyen manglares, rellenan humedales y talan la selva.

Los aprovechamientos ilegales y el consumo de madera ilegal no son controlados, ni sancionados mientras que, a las comunidades, que operan dentro de la norma, se les carga todo el peso de la acción punitiva de la autoridad.  

6. Inseguridad en los territorios:  La presencia de grupo criminales ha ido creciendo, en las regiones forestales, extorsionan a los ejidos y comunidades con pagos de derecho de piso y toman el control del territorio y el aprovechamiento forestal sin que exista una estrategia gubernamental clara para revertir ese proceso.

7. Impactos del cambio climático: El cambio climático afecta a los territorios y cada vez se presentan, con mayor frecuencia, sequías, plagas e incendios forestales, generando grandes impactos sobre la agricultura, bosques, selvas, humedales y manantiales sin que exista un programa gubernamental que establezca una estrategia seria y consistente “adaptación”. 

8. Apoyos disminuidos:  Los programas gubernamentales que coadyuvan con los esfuerzos de protección, defensa, conservación y manejo forestal de las comunidades y ejidos se han reducido notablemente en los últimos años; instituciones como CONAFOR han disminuido su capacidad para contribuir en estas actividades que son sustantivas para la permanencia de los bosques y sus servicios ambientales.

Nuestras recomendaciones al actuar de las instituciones:

Ante la grave situación que se vive en los territorios forestales las comunidades convocan a las nuevas autoridades federales, a mantener un diálogo permanente con los representantes ejidales y comunales que coadyuve y genere insumos para la implementación de una política forestal y agraria que contribuya efectivamente a reforzar la gobernanza comunitarias, la propiedad y trabajo colectivo, el cuidado del territorio y el manejo forestal comunitario.

1.-Gobernanza del territorio

Seguridad

Procuraduría Agraria y Registro Agrario Nacional

Procuraduría de Protección al Ambiente: 

2.- Impulso al manejo y aprovechamiento forestal sostenible

Dirección de Gestión Forestal / SEMARNAT

CONAFOR

3. Incentivos Económicos y Fiscales

Organizaciones comunitarias y sociales firmantes

Unión de Ejidos de Amanalco, EdoMex
Junta intercomunitaria Pueblos Originarios Coordinados para el Bosque y el Turismo – POCBOTU, Edomex. 
Brigada Femenina 031 Combatiente de Incendios Forestales, Edomex
Ejido San Lucas, Amanalco, Estado de México.
Agua Bendita, Amanalco, Estado de México.
Rincón de Guadalupe, Amanalco, Edomex.
San Miguel Xoltepec, Estado de México
Comunidad de San Juan Atzingo
 
Ejido Vencedores, Durango.
Ejido Milpillas, Durango
 
Bosques y Gobernanza, Chiapas.
CECROPIA, Chiapas
 
Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán.
 
Guachochi, Chihuahua
Tehuerichi, Carichi, Chihuahua
Consultoría Técnica Comunitaria (CONTEC), Chihuahua
Agua y Bosques para la vida, Sierra Tarahumara, Chihuahua
Pueblos Mancomunados, Oaxaca.
Consorcio Forestal Comunitario de Oaxaca. 
San Pedro el Alto, Zimatlán, Oaxaca.
Unión de Comunidades Forestales Zapotecas-Chinantecas (UZACHI), Oaxaca.
Comunidad indígena de Ixtlán, Oaxaca.
Unión de Comunidades de la Sierra Juárez (UCOSIJ), Oaxaca.
Sistema Comunitario para la Biodiversidad (SICOBI), Oaxaca
Santiago Comaltepec, Oaxaca
Calpulalpan de Méndez, Oaxaca
Comunidad Santiago Xiacui, Oaxaca
 
Ejido Noh Bec, Quintana Roo.
Ejido Caoba, Quintana Roo.
Ejido X-Yatil, Quintana Roo.
Ejido Nuevo Guadalajara, Quintana Roo.
 
 
Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible
Grupo Autónomo para la Investigación Ambiental