Autores: Sara Cuervo, Sergio Madrid
Año de publicación: 2021
País: México
Idiomas: Español
Editorial: CCMSS AC
En la mayoría de los países del mundo, la gestión de los bosques ha estado tradicionalmente en manos de grandes empresas madereras. Estas empresas se han hecho cargo del aprovechamiento forestal en terrenos propios, o bien, en terrenos concesionados por el Estado.
Así, los beneficios y las utilidades de esta actividad económica han quedado mayoritariamente en los gobiernos y las empresas madereras privadas. Las comunidades que habitan estas regiones por lo general han sido marginadas de los beneficios de esta actividad económica, salvo por algunos empleos generados localmente.
No obstante, la predominancia de ese modelo en el mundo, otros esquemas de manejo de bosques se han consolidado en los pasados 40 años. En diversas regiones forestales las comunidades locales han luchado por la defensa de sus derechos, unos como pueblos originarios, muchos como dueños legítimos de los bosques, todos por sus derechos a la tierra y a su usufructo.
Como resultado de estas luchas, algunos gobiernos de América Latina han hecho cambios en sus políticas para permitir y facilitar que las comunidades gocen de una mejor participación en el manejo de sus territorios forestales. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el 28% de los bosques del mundo, distribuidos en 62 países, están ahora bajo algún esquema de manejo forestal comunitario (MFC).
Este enfoque, se ha dado en paralelo a la creciente preocupación mundial por el acelerado proceso de pérdida de la cobertura forestal y deterioro de los bosques y selvas. El reconocimiento de derechos a las comunidades que habitan regiones forestales se ha visto como una oportunidad para cambiar dicha tendencia, a través de esquemas en los que las comunidades locales tienen una participación preponderante en la toma de decisiones y en las actividades de protección y aprovechamiento del bosque. Múltiples investigaciones2 han constatado que cuando se dan estos esquemas se registra un mejoramiento en los niveles de vida de las comunidades, a la vez que se mantienen o mejoran las funciones ecológicas de los ecosistemas forestales.
México brinda al mundo cúmulos de experiencia en torno al manejo forestal comunitario y evidencias de sus enormes bondades para el mantenimiento del capital natural y el fortalecimiento integral de las comunidades dueñas de estos bosques.