Autores: Leticia Merino Pérez, Cecilia Navarro, Iván Zúñiga
Año de publicación: 2024
País: México
Idiomas: Español
Editorial: CCMSS AC
Las comunidades y empresas forestales, y la conservación misma de los bosques y selvas enfrentan presiones, que parecen ser cada vez mayores. Si bien muchas comunidades han resistido los embates del crimen, los incendios forestales, y la tala ilegal, hoy, el deterioro de los ecosistemas y de las relaciones sociales en las propias comunidades, sumados al envejecimiento y exclusión en los ejidos, pueden acercarse en distintos casos a puntos sin retorno.
Generar desarrollo local, entendido no sólo como crecimiento económico en las regiones, sino como inversión en bienes públicos locales y creación de bienestar, apoyar la conservación de los ecosistemas, de sus dinámicas y de los beneficios ambientales que generan, a partir del conocimiento local y el compromiso comunitario, debieran ser prioridad la política pública, de una política orientada a desarrollar resiliencia y sobrevivencia de bosques, comunidades forestales, necesarios para la sociedad mexicana. Claramente estos objetivos no pueden alcanzarse mediante megaproyectos, ni mineros, ni turísticos, ni agroexportadores, contrarios a la voluntad y a los derechos de los pueblos; tampoco a partir de subsidios clientelares en cuyo diseño e implementación las comunidades no tienen ninguna participación.
En los distintos gobiernos, incluyendo el actual, en la política pública ha prevalecido una visión para la que los ecosistemas naturales, con todo y su enorme riqueza biológica, son sacrificables, en aras del crecimiento económico continuo; un esquema de crecimiento basados en la acumulación por despojo y en concentración de las ganancias de la explotación abusiva e insustentable del trabajo y de la naturaleza.
Esta es la una de las condiciones de la versión actual de la globalización económica, que en el llamado Sur Global ha resultado en lo que Maritzela Svampa llama “maldesarrollo”. En este esquema las economías locales, las iniciativas comunitarias y cooperativas son simplemente invisibles. Desde esta perspectiva de desvaloración de los bosques, incomprensión de la necesidad y el valor de la presencia local para sostenerlos, la acción colectiva, la gestión local de los territorios y el manejo forestal comunitario, son más bien obstáculos al avance avasallador de megaproyectos.