22 septiembre, 2025, Por: Gonzalo Chapela
Nota: Al momento de generar este artículo, están en marcha los debates sobre el proyecto de presupuesto enviado por la presidencia de la República para su discusión y eventual aprobación con modificaciones que, dada la conformación de fuerzas en el Congreso, se esperarían ausentes o poco significativas. Será necesario regresar en diciembre, con los números definitivos (no lo son, en realidad, porque siempre se ajustan).
INTRODUCCION
El panorama económico para 2026
El presupuesto de egresos de la federación (PEF) para el ejercicio 2026 alcanzará 10.2 billones de pesos y continúa, como la mayoría de las decisiones del segundo mandato de MORENA, una ruta que, en el campo del presupuesto, se traduce como política restrictiva, para trasladar los recursos disponibles a las prioridades del régimen, entre las que no se encuentra ni la protección del medio ambiente ni el manejo sustentable de los bosques. En cambio, son prioritarios:

La SHCP, en los Precriterios generales de política económica 2026[1], pronostica que, con una inflación de dos dígitos (10.6%), el crecimiento económico promedio para 2026 será de entre 2.5 y 3%, lo que contrasta fuertemente con datos de CEPAL que pronostican un modesto 0.3%[2]. A diferencia del sexenio anterior, el margen de endeudamiento está en su límite, mientras que se han agotado fondos discutiblemente cancelados, como son los diversos fideicomisos y los presupuestos de 13 órganos autónomos liquidados. El precio del petróleo y la plataforma de exportación han dejado de ser referente sustancial de las estimaciones de ingresos fiscales, así que en realidad el gobierno se encuentra en una situación financiera muy difícil con un horizonte de recesión con alta inflación.
Así, unos Ingresos estimados en 8.7 billones de pesos harán frente a un gasto contenido en el PPEF de un poco más de 10 bdp, lo que arroja un déficit de 1.3 bdp o 14.9% del PIB[3], francamente fuera de la franja de prudencia presupuestal.
El medio ambiente y los recursos naturales en el PPEF 2026
No sorprende: lloviendo sobre mojado, el PPEF anuncia una reducción al ramo 16 que, en pesos corrientes es marginal, pero al deflactarla roza el 4%.

Al interior de ese mermado presupuesto, destaca el gran peso que tiene la Comisión Nacional del Agua, con costosos proyectos de infraestructura y operación del riego y de uso urbano. La línea de política hidráulica, reconociendo la crisis del sector la declara prioritaria, deja de lado una perspectiva de manejo de cuenca para centrarse en la reparación de la infraestructura para el riego y la urbana, pero de toda manera resulta castigada, probablemente por disponer de recursos a trasladar a prioridades consideradas de mayor orden.

De manera gráfica, incluyendo a la Comisión Nacional del Agua, la distribución del presupuesto del ramo entre sus entidades se puede apreciar de la siguiente manera:

Presupuesto para la Comisión Nacional Forestal
La CONAFOR es un órgano público descentralizado fundado en abril del 2021. Esa Comisión en sus 14 años de vida ha jugado un papel de enorme importancia en el fortalecimiento del Manejo Forestal Comunitario en todas las regiones forestales del país. Lo anterior ha sido la conclusión de decenas de investigaciones que han documentado la eficacia de sus programas y han sido calificados como instrumentos que favorecen el manejo, la protección y la conservación de bosques y selvas como es el caso de los programas “Pago por Servicios Ambientales”, “Desarrollo Forestal Comunitario” y “Conservación y Restauración”.
No obstante, el importante papel que ha jugado para la protección de los bosques y selvas, el presupuesto asignado a esta Comisión se ha venido recortando año con año. La evolución presupuestaria de la CONAFOR tuvo su auge en el 2015, para ver desplomado su presupuesto de manera continua hasta ahora. Llama la atención el recorte presupuestario en un contexto en el que crecen los problemas de degradación forestal y deforestación, en un marco institucional de la cabeza de sector debilitado al extremo y con capacidades limitadas para procesar sus funciones de regulación. La pérdida de recursos presupuestarios de la CONAFOR, ente 2015 a 2026 es, pues, de un poco más de 5,000 millones de pesos, equivalentes a prácticamente dos tercios de los recursos disponibles en los años de relativa abundancia.
Para el 2026 la propuesta de presupuesto enviada al Congreso por el ejecutivo plantea recortar una vez más los recursos destinados a la CONAFOR, lo cual de aprobarse será la anualidad con menor presupuesto de los últimos 20 años.
En el pasado sexenio, diversos funcionarios sostenían que el sector forestal contaba con el mayor presupuesto en la historia queriendo mostrar a “Sembrando Vida” como un programa forestal. Sin embargo, es evidente que ese programa no está enforcado al manejo, protección y conservación de los bosques y selvas. Es un programa impulsado desde la Secretaría del Bienestar enfocado al establecimiento de parcelas agroforestales. Por todo ello es improcedente considerar que el presupuesto al sector forestal se ha fortalecido. Todos los datos demuestran que la actual administración gubernamental nuevamente desestima y desvalora inexplicablemente la importancia del cuidado de los bosques y selvas.

CONCLUSIONES:
Ya desde años anteriores, diversos análisis de organizaciones de la sociedad civil alertaban sobre las peligrosas consecuencias del estrangulamiento presupuestal que ha sufrido la atención al medio ambiente y, si en el periodo administrativo anterior, desde los debates sobre el Plan Nacional de Desarrollo, este tema resultó relegado, el relevo, aunque muy coincidente en diversos aspectos de continuidad, despertó esperanzas sobre un repunte de la importancia otorgada a los problemas ambientales y los compromisos internacionales correspondientes. No obstante, el nuevo presupuesto deja relegadas cuestiones esenciales como la provisión de agua y regulación del comportamiento de las cuencas, el manejo del fuego y las plagas o el avance de la ilegalidad, de la mano con la violencia, a la vez que languidece la rentabilidad y estabilidad de las empresas del sector forestal, al que pertenecen comunidades de las que depende la guarda del patrimonio biológico y los servicios ambientales de sus territorios.
La falta de capacidades instaladas o, mejor dicho, el desmantelamiento de las modestas capacidades existentes previamente, está generando el debilitamiento de iniciativas y proyectos comunitarios vinculados a la protección, conservación y manejo de amplios territorios cubiertos por vegetación forestal incluidos manglares, selvas, bosques templados y cabeceras de cuenca. Ha sido ampliamente documentado que estos ecosistemas y valores ambientales están siendo amenazados por los efectos crecientes del cambio climático, (incendios sequias y plagas) así como la también creciente presión de la ganadería y la agroindustria, que impulsa el cambio de uso de suelo para la siembra de cultivos como el aguacate, la palma, la soya, el agave, etc). También ha sido ampliamente documentado que para hacer frente a estas amenazas se requieren políticas públicas que fortalezcan la gestión comunitaria y colectiva de los bosques, así como la gobernanza comunitaria y la colaboración intercomunitaria.
En el caso de CONAFOR, la cantidad asignada en el PPEF de 2026, es sólo la cuarta parte de lo disponible en 2014, quedando con posibilidad muy limitadas para atender múltiples obligaciones que le marca la ley como el impulso al manejo forestal comunitario, la gestión del fuego, el control de los incendios y plagas forestales, la restauración de áreas degradadas, la reforestación y el manejo sustentable de selvas, bosques y otros tipos vegetativos o las inversiones para infraestructura y promoción de la integración económica vertical.
Como parte de la sociedad civil organizada manifestamos honda preocupación por el diseño del presupuesto para el segundo año de continuación de la anterior administración y haremos lo que esté a nuestro alcance para una reconsideración de las prioridades manifestadas en los recursos asignados, porque estamos convencidos de que, con menos, no se puede hacer más, como la terca realidad nos demuestra cada día.
Nunca sobra señalar que lo que está en juego son las condiciones de vida de la tercera parte de la población rural, el avance de la delincuencia y los importantes servicios ecosistémicos a la sociedad nacional y global que brindan los territorios forestales.