5 enero, 2015, Por: Sergio Madrid Zubirán
Defender la biodiversidad y sus medios de subsistencia les está costando la vida a las comunidades que habitan los bosques del mundo. Literalmente. Le costó la vida, hace menos de dos semanas, a José Isidro Tendetza Antún, líder indígena ecuatoriano que murió por defender el Amazonas de las mineras y los talamontes. Les costó la vida a los cuatro asháninkas asesinados por la misma causa en septiembre pasado. Les costó la vida también a quienes, en Michoacán, en Guerrero y otras partes de México, se enfrentaron a la delincuencia organizada para frenar la tala ilegal.
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