27 julio, 2021, Por: Gerardo Suárez
El vivero y el resto de la cadena productiva de manejo y aprovechamiento forestal del ejido son la principal fuente de empleo para ejidatarios y pobladores de Carbonero, comunidad con una superficie de 3150 hectáreas: 1700 son forestales y de éstas, 1300 hectáreas se destinan a la producción de madera.
Félix Badillo, presidente del comisariado ejidal de Carbonero Jacales, indica que el manejo del bosque es fundamental en la vida del ejido pues genera ingresos y empleo, “y otro poco se obtiene del aprovechamiento del caolín”, un mineral utilizado en las industrias cementera, química y de fabricación de pinturas.
Estas actividades generan ingresos tanto para las y los ejidatarios como para sus familias y otros pobladores. La gente se puede emplear en las distintas áreas de la empresa forestal comunitaria: el vivero, la extracción de madera, la reforestación, los trabajos cuidado y mantenimiento del bosque (podas, aclareos, brechas contra fuego), las actividades de vigilancia y prevención de incendios y en el aserradero para la transformación de la madera.
Detalla que “las mujeres y jóvenes tienen una participación importante en el desarrollo de estas actividades; lo que queremos es generar opciones de empleo en la comunidad para que la gente no tenga que emigrar y puedan vivir bien”.
Félix resalta que “mi responsabilidad en el cargo de comisariado ejidal radica en hacer todo lo posible para que el aprovechamiento forestal se realice de la mejor forma y ver la posibilidad de conseguir apoyos para iniciar otros proyectos productivos que generen empleos”.
La asamblea ejidal de Carbonero Jacales está compuesta por 109 ejidatarios y ejidatarias, quienes son informados mensualmente sobre las actividades del manejo del bosque, la extracción del caolín y demás asuntos relacionados con el ejido.
El comisariado refiere que la transparencia y rendición de cuentas ante la asamblea son fundamentales para que cualquier proyecto ejidal pueda funcionar. En este punto coincide Luis Ángel Laguna Santos, prestador de servicios técnicos y ejidatario de Carbonero, ya que “hace algunos años por problemas en el manejo de los recursos y la toma de decisiones unilaterales surgieron conflictos al interior del ejido y los proyectos quedaron truncados”.
Explica que el manejo forestal en Carbonero Jacales ha ido mejorando en los pasados 10 años: “tenemos mejores prácticas de aprovechamiento y de administración, ya toda la documentación está en orden. Ahora nos encontramos en el proceso de certificación del manejo forestal bajo la norma del Forest Stewardship Council (FSC), que acredita que realizamos las labores de manejo en apego a la ley y con criterios de sustentabilidad ambiental”.
Añade que “el manejo no solo es extracción de madera, también vemos por la conservación de la biodiversidad y la provisión de servicios ambientales”.
Luis Ángel asegura que el bosque genera beneficios directos para los tres mil pobladores del Ejido, ya sea a través del empleo, el reparto de utilidades o en el aprovechamiento de leña y alimentos como hongos y frutas.
Para el presidente del comisariado ejidal “el bosque nos da tanto que es nuestra prioridad conservarlo. Mucha gente ajena al ejido nos acusa de talamontes. Creen que nos estamos acabando los árboles, pero nada más alejado de la realidad; el manejo y aprovechamiento forestal son las mejores formas de conservarlo, de cuidarlo. Si no hubiera aprovechamiento ya habrían entrado los verdaderos talamontes, ya se habría llenado de plaga o se hubiera incendiado”.
Con respecto a los incendios forestales, que en años recientes se han intensificado por la sequía y han afectado severamente al país, Félix Badillo subraya que en la región no han tenido incendios.
Precisa que “tenemos una asociación de silvicultores a nivel regional y cada mes realizamos asambleas para plantear cualquier problemática relacionada con el bosque, y para organizar los trabajos de vigilancia y prevención de incendios en toda la región”. Con esta coordinación se ha reducido considerablemente la incidencia de incendios.
En los núcleos agrarios se está viviendo un proceso de envejecimiento de los titulares de los derechos agrarios que obliga a un relevo generacional. Asimismo, la migración de los hombres hacia las ciudades dentro o fuera del país ha propiciado la cesión de la titularidad de la tierra a las mujeres.
Estos cambios, junto con modificaciones al marco legal agrario, han permitido una mayor participación de las mujeres y los jóvenes en los ejidos y comunidades. Sin embargo, aún hay un largo camino para lograr la paridad de género en los cargos de representación ejidales y comunales, así como en la formulación de mecanismos para asegurar una mayor participación de pobladores y avecindados sin derechos agrarios formales.
El comisariado ejidal Félix Badillo comenta que en su “proyecto de trabajo (como presidente del comisariado ejidal) estamos viendo la posibilidad de incrementar los puestos de trabajo para que se integren más mujeres y jóvenes, para reducir la migración de la gente del ejido. Uno de los proyectos en puerta es incrementar la capacidad del aserradero, con nueva maquinaria, así habría más ingresos y espacio para más trabajadores. También queremos avanzar en la generación de valor agregado a la madera con una mueblería o carpintería, pero estos dos proyectos los tenemos que discutir con la asamblea ejidal y buscar opciones de financiamiento”.
Luis Ángel Laguna explica que en el ejido Carbonero Jacales “vivimos un proceso de renovación de la asamblea, las personas mayores ya están heredando los derechos a sus hijos, con esto también están surgiendo nuevas ideas tanto para el aprovechamiento forestal, como para resolver otro tipo de cuestiones al interior del ejido.
Considera que “estamos en un buen momento para que los jóvenes y mujeres tengan más participación y sean punta de lanza de una nueva visión en los ejidos y en el aprovechamiento forestal”.
Un ejemplo de ello es Erimelda Lagos, promotora forestal comunitaria de Carbonero, quien brinda acompañamiento y apoyo al comisariado ejidal en todas las actividades relacionadas con el manejo y aprovechamiento forestal, así como de fortalecimiento de la gobernanza interna y de vínculo con la Comisión Nacional Forestal.
Erimelda precisa que “la participación de jóvenes y mujeres en la toma de decisiones y en las actividades productivas en el ejido es necesaria para lograr mejores resultados, para aportar nuevas ideas y conocimiento. Así como para adquirir la experiencia de los mayores”.
Por su parte, Luis Ángel Laguna Santos es un joven ingeniero forestal egresado de la Universidad Autónoma Chapingo, que luego de graduarse y trabajar en un despacho forestal en Tulancingo, Hidalgo, regresó a su ejido para tomar las riendas de los servicios técnicos forestales hace 7 años.
Como él, muchos otros jóvenes salen de sus comunidades a prepararse y algunos deciden regresar a trabajar en sus ejidos. Sin embargo, lamenta que “muchas veces no les abren las puestas, a veces es complicado que la asamblea confíe en los jóvenes.”
Con respecto a la prestación de los servicios técnicos para el aprovechamiento forestal plantea que los responsables deben ser honestos y muy transparentes con la asamblea ejidal. “Se debe informar con claridad cuáles son los volúmenes para aprovechar, las áreas de corta, y rendir cuentas sobre todos los trabajos que se realicen. Antes no se brindaba toda esta información y el manejo era más discrecional en lo económico y ambiental”, apunta Luis Ángel.
En su papel de prestador de servicios técnicos y ejidatario de Carbonero, plantea que “su función es cumplir con la ley en todo lo relacionado con el manejo forestal y otorgar buenos resultados a la comunidad. Tengo el deber de defender los bienes de la comunidad. Nunca le jugaría mal a esta comunidad, porque es mi pueblo y mi familia”.
Asegura que es una muy buena práctica que los prestadores de servicios técnicos sean de las propias comunidades, “porque así es más fácil que se reflejen las verdaderas necesidades de los ejidos en los que trabajen y que no vean solo el interés particular”.
La producción de planta forestal del vivero del ejido Carbonero Jacales es orgánica. Utilizan semillas recolectadas de los mejores árboles de su bosque y preparan con minuciosidad la tierra y el sustrato para germinar y crecer las plantas. Hace años tomaron la decisión de no utilizar agroquímicos, a fin de cuidar la salud de las trabajadoras que lo operan.
En este vivero se producen más de nueve especies distintas, entre ellas pinus rudis, cedro blanco (cupressus lasitanica), pinus patula, pinus greggii, pinus ayacahuite, pinus cupresus y pinus teocote; lo que lo convierte en el de mayor diversidad de esa región. Las mujeres y hombres que trabajan en el vivero cuentan con una amplia experiencia en el proceso de producción.
Además, es fuente de empleo para más de 15 personas del ejido, principalmente mujeres, que no necesariamente son ejidatarias.
Martín Ortega, responsable del vivero de Carbonero Jacales, señala que “este vivero es un bien ambiental y social, porque genera ingresos para las familias y permite el renuevo del bosque.
Explica que aunque en el ejido se aprovecha la madera todo se reforesta. “Mucha gente no sabe que nosotros sembramos alrededor de 10 árboles por cada uno que se aprovecha.”
Martín añade que “el vivero surgió de la necesidad de producir nuestra propia planta para las labores de reforestación, antes teníamos que comprarlas, se gastaba más y no siempre funcionaban muy bien en la reforestación.
“El vivero es rústico, decidimos no avanzar en su modernización porque eso implicaría eliminar puestos de trabajo y con el conocimiento y técnica que tienen las personas que trabajan aquí nos va mejor. Queremos que la gente pueda ocuparse dentro de la comunidad y llevar dinero a sus casas”, resalta.
El vivero del ejido tiene más de 40 años en operación, no emplea ningún tipo de agroquímico, porque representaría un riesgo para las trabajadoras estas expuestas a esas sustancias. Las semillas y la tierra y el sustrato se obtienen de los bosques del ejido. “No causamos afectaciones, porque la tierra que utilizamos es parte de la que se suelta en los trabajos de la apertura de caminos y brechas cortafuegos, concluye Martín Ortega.