20 mayo, 2020, Por: Gerardo Suárez
Los cafeticultores enfrentan una doble crisis en este periodo de contingencia sanitaria. Por una parte, los precios bajos del producto a nivel mundial y, en el terreno nacional, están inmovilizados por las restricciones impuestas por las autoridades de gobierno y comunitarias que dificultan mucho el proceso de acopio y comercialización de la cosecha.
En el estado de Oaxaca, la Coordinadora Estatal de Productores de Café del Oaxaca, que agrupa a 450 cooperativas de pequeños productores del aromático, viven una “situación de emergencia, pues se ha juntado el hambre con las ganas de comer, estamos pasando una situación bastante crítica,” refiere Miguel Tejero, presidente de la CEPCO y representante del Sistema Producto Café Oaxaca.
Añade que “las organizaciones de cafetaleros apenas salíamos de una problemática que tiró nuestras cosechas por una enfermedad muy dura como es la roya. Resistimos con mucho esfuerzo de los productores y de pronto viene esto del coronavirus.”
Los productores del café no son los únicos afectados por la contingencia sanitaria, todos los eslabones de esta cadena productiva están en serios aprietos. Además, indica Miguel Tejero, el gobierno puso muy poca atención a las comunidades rurales en el tema de atención al COVID-19 y todos los aspectos de contención llevados a cabo fueron para núcleos urbanos grandes.
Detalla que “en Oaxaca tenemos muchas comunidades y municipios enteros cerrados, por acuerdo de las asambleas comunitarias, se cerraron por completo muchas y no dejan entrar ni siquiera a los vecinos de esas comunidades, en otras les obligan a hacer cuarentena en el centro de salud, aunque no tengan ningún síntoma, se han pasado.”
Concuerda en que es necesario llevar a cabo medidas para impedir la propagación del virus en las comunidades rurales porque la atención medica en esos territorios es paupérrima, sin embargo, actividades económicas esenciales para muchas de las personas que viven en esas regiones deberían seguir operando, como la cosecha y acopio del café.
Apunta que “nosotros hicimos nuestro esfuerzo a través de los técnicos comunitarios para dar información y un poco para generar algunas medidas precautorias, pero en muchas comunidades, las asambleas comunitarias nos sobrepasaron, llegando a extremos.”
A los productores de café les llegó en el peor momento el coonfinamiento domiciliario para hacer frente al COVID-19, porque “es el momento en el que se está haciendo la cosecha de café y con muchas carreteras cerradas todo nuestro proyecto de acopio y comercialización se trastocó tremendamente.”
Desde los primeros días de abril las cooperativas de cafeticultores que integran la CEPCO tomaron la decisión de enviar a todos sus técnicos a sus comunidades “a que se encerraran y que hicieran el trabajo que pudieran, orientando al conjunto de la comunidad.”
Todo el equipo técnico de CEPCO se encuentra trabajando desde su casa, pero es bastante limitado su campo de acción. Todas las cafeterías de la cooperativa también se encuentran cerradas. “Estamos viviendo una situación muy complicada, que quién sabe si podamos superar después de esta temporada de aislamiento. De momento vamos a intentar sobrevivir, es una situación delicada en lo social, en lo económico y en lo sanitario, porque las comunidades no tienen la infraestructura necesaria de salud para enfrentar esto,” lamenta Miguel Tejero.
En lo económico “estamos endeudados y sin poder hacer nuestro proyecto de acopio y comercialización y lo que es peor, tanto para los gobiernos estatales como para el federal, el campo no existe.”
El dirigente de la CEPCO señala que solamente hay una propuesta de apoyo a los cafeticultores por parte de FIRA y de Financiera Nacional para el Desarrollo, se trata de un crédito dirigido a un productor mediano y grande. Para el pequeño productor que no tiene garantías suficientes no hay acceso a estos recursos. Se trata de exclusión financiera.
El 9 de abril las organizaciones nacionales de productores de café dirigieron una carta al presidente de la República, “más que para pedir, porque eso nunca nos ha gustado, para decirle que existimos y que seamos tomados en cuenta en las medidas de reactivación económica”.
En el escrito se solicita el apoyo, ya autorizado por la Cámara de Diputados y plasmado en el Presupuesto de Egresos de la Federación, de $5000 pesos por productor, que se adelante y que se entregue de inmediato; que se amplíe el padrón de productores, porque en este padrón no están todos. Y también se propone que los créditos dirigidos a las mini pymes contemplen a las unidades económicas rurales, sean personas físicas o morales y en cualquiera de sus modalidades: comunidad, ejido, unidades de ejidos, pequeños productores o cooperativas.
Añade que “también planteamos la necesidad de crear un fondo de estabilización de precios para café y remarcamos la necesidad de infraestructura de salud en las comunidades rurales.”
Miguel Tejero lamenta que las autoridades del gobierno federal se estén reuniendo con el Consejo Nacional Agropecuario y el Consejo Coordinador Empresarial y que no se reúnan con las organizaciones sociales, “que llevamos más de 30 años trabajando desde la izquierda en contra de lo que hoy llaman los conservadores. Me parece un error político, social, económico e ideológico por parte de la nueva administración.”
En CEPCO, refiere Tejero, “somos 45 cooperativas regionales que se ubican en todas las sierras de Oaxaca, estamos en Sierra Sur, Sierra Norte, Mixteca, Papaloapan y Cañada. Somos cerca de 3 mil 500 productores y estamos en 60 municipios diferentes. Todos certificados como orgánicos y de comercio justo, de prácticas amigables con la biodiversidad, pequeños productores con certificaciones múltiples actuando en mercados diferenciados.”
Asegura que es fundamental que los pequeños productores trabajen de forma organizada, “porque de manera individual sería imposible hacer lo que hemos hecho nosotros. Es imposible que un pequeño productor, de cualquier rama productiva, pueda conseguir financiamiento, sobre todo para el acopio y comercialización”.
Solamente agrupados en alguna figura como sociedad de producción rural o cooperativa se puede avanzar. “Todas nuestras figuras en CEPCO son sociedades cooperativas. Nos centramos ahora en las cooperativas y todo lo que hacemos no se podría hacer de forma individual, tiene que ser de manera organizada y creo que el gobierno federal debería volver a plantearse el trabajar con estas organizaciones campesinas, no las organizaciones políticas, sino con estas organizaciones de tipo cooperativo, sean cooperativas o no, y que están totalmente inmersas en la economía social y solidaria,” concluye.