1 diciembre, 2015, Por: Sergio Madrid Zubirán
Los territorios indígenas y los bosques comunitarios de Mesoamérica contienen al menos la mitad del carbono almacenado en los ecosistemas forestales de la región, según un nuevo estudio realizado por organizaciones sociales y ambientales de todo el mundo. El documento apunta también hacia un hecho preocupante: la quinta parte de ese carbono está contenido en tierras sobre las que sus dueños no tienen una tenencia cierta y reconocida por los gobiernos, por lo que el riesgo de deforestación es enorme. Si esos bosques se perdieran, los gases de efecto invernadero que lanzarían a la atmósfera serían equivalentes a la mitad de las emisiones de Estados Unidos –el mayor emisor del mundo junto con China– en 2013.
El documento, Carbono forestal tropical en territorios indígenas: un análisis global fue presentado mientras en París tiene lugar la COP21 sobre cambio climático, en la que la comunidad internacional busca un acuerdo vinculante que permita mantener el cambio climático por debajo de los dos grados centígrados, y fue realizado por la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB), la Red de Pueblos Indígenas y Comunidades Locales por el Manejo Sustentable de los Ecosistemas Forestales de África Central (REPALAC), la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA), la indonesia Alianza de Pueblos Indígenas del Archipiélago (AMAN), el Centro de Investigaciones Woods Hole, y el Fondo para la Defensa Ambiental (EDF).
Resaltando el papel crucial que juegan las comunidades forestales en la conservación de la biodiversidad y en la defensa de los bosques que habitan, estas organizaciones adelantan cinco propuestas para que los pueblos forestales puedan defender mejor esos ecosistemas:
La exigencia de las organizaciones indígenas y comunitarias de que se reconozca oficialmente su propiedad sobre bosques y selvas, y que se apoyen sus esfuerzos para conservar los bosques y para impulsar el desarrollo forestal sustentable va en línea con otros estudios recientes. Un documento de trabajo publicado hace unas semanas por el Instituto para los Recursos Mundiales (WRI) encontró que fortalecer la tenencia y gobernanza comunitarias de los bosques es muy rentable para los países en desarrollo, especialmente en el contexto del cambio climático.
En dicho estudio sobre los costos y beneficios económicos de impulsar el manejo forestal comunitario, que incluyó lo ganado con el carbono que no ha sido emitido a la atmósfera, el estudio presentado por WRI encontró que, en Guatemala, el establecimiento de las concesiones comunitarias y el apoyo para su desarrollo dejó entre 600 y 800 millones de dólares en beneficios para el país, las comunidades locales y la economía en general. En el caso de Brasil, el reconocimiento de la propiedad indígena sobre los bosques (con un área mucho mayor que la de las comunidades guatemaltecas) ha dejado beneficios de entre 162 mil y 194 mil millones de dólares en los últimos veinte años.