8 marzo, 2022, Por: CCMSS
Las mujeres rurales llevan a cabo los arduos trabajos del hogar, la crianza de infantes y el cuidado de adultos, a la par que participan en actividades productivas como la agricultura, el pastoreo y la colecta de agua.
De acuerdo con datos del Registro Agrario Nacional (RAN) de 2022, de los 3 millones 295 mil 342 certificados ejidales expedidos, solo el 25 por ciento (832 mil 311) están en posesión de mujeres. Mientras que en el caso de los 884 mil 701 correspondientes a comunidades solo el 29 por ciento (261 mil 212) están en manos de mujeres.
Esta condición limita de entrada la participación de las mujeres en la toma de decisiones al interior de los núcleos agrarios y en el reparto y/o goce de los beneficios derivados del uso y aprovechamiento de los bienes naturales.
La falta de títulos de propiedad y acceso a la tierra también limita a las mujeres a participar en convocatorias de instituciones de gobierno como la CONAFOR o la SADER para recibir apoyos para emprendimientos productivos.
Las mujeres han sido cruciales para la conservación de los bosques. Asimismo, la agrobiodiversidad fundamental para la alimentación hoy en día es producto de largos procesos de manejo y domesticación que ellas han desempeñado.
Cuando las mujeres tienen una mayor participación en los órganos de toma de decisiones y actividades de manejo forestal comunitario, mejora la gobernabilidad de los bosques y la sostenibilidad de los recursos. Sin embargo, aún persiste una enorme brecha de género que restringe una mayor participación de las mujeres en esto ámbitos.
Aunque se han realizado cambios en el marco legal como la adición del segundo párrafo al Artículo 37 de la Ley Agraria en 2016, que establece que: “Las candidaturas a puestos de elección que integran el comisariado ejidal y el consejo de vigilancia, deberán integrarse por no más del sesenta por ciento de candidatos de un mismo género, pudiendo aspirar a cualquiera de los puestos indistintamente. Para las comisiones y secretarios auxiliares con que cuenta el comisariado ejidal, se procurará la integración de las mujeres”; la paridad de género en los órganos de representación ejidal y comunal, es decir en la integración del comisariado ejidal y los consejos de vigilancia, está aún lejos de lograrse.
A pesar de que en los núcleos agrarios se impuso la cuota de que al menos el 40 por ciento de los aspirantes a cargos de representación deberían ser mujeres, esta reforma no ha dado los resultados que se esperaban en la reducción de la brecha de género en los cargos de representación de ejidos y comunidades.
En la mayoría de los núcleos agrarios esta medida se ha visto solo como una cuota en la que se nominan a mujeres como suplentes y no como titulares de los cargos de elección. De esta forma sigue restringida su participación en la toma de decisiones.
De acuerdo con datos del RAN a enero de 2022, de las 64 mil 115 personas integrantes de órganos de representación ejidal y comunal, solo el 20 por ciento (13 mil 748) son mujeres. Sin embargo, la disparidad de género se acentúa en los cargos de presidencia del Comisariado Ejidal y de Bienes Comunales, así como en la presidencia de los Consejos de Vigilancia. En 2021 las mujeres ocupaban el 21% de los cargos de los órganos de representación de los núcleos agrarios.
De los 9 mil 737 ejidos con órganos de representación vigentes, en 8 mil 943 el cargo de Presidencia del Comisariado Ejidal lo ocupan hombres, que equivale al 85.6% de los ejidos. Mientras que la presidencia de los Consejos de Vigilancia la ocupan hombres en el 92.3 por ciento de los ejidos.
En el caso de las comunidades, de las mil 124 que cuentan con órgano de representación vigente, en el 94.3 por ciento la presidencia del Comisariado de Bienes Comunales está en posesión de hombres y tan solo 57 las presiden mujeres.
Con respecto a la presidencia de los Consejos de Vigilancia de las comunidades el 95% están a cargo de hombres.
La falta de certeza jurídica en la titularidad de la tierra es uno de los principales obstáculos para que las mujeres tengan un papel más activo y determinante en los ejidos y comunidades. Es necesario que las mujeres que cuentan con un título de derechos agrarios puedan ocupar de manera efectiva los puestos directivos en los núcleos agrarios, de tal forma que se vean reflejadas sus visiones, intereses y preocupaciones.
En los ejidos y comunidades se vive un proceso de envejecimiento de los titulares de derechos agrarios que deberían avanzar en el proceso de sucesión con una perspectiva de género. Se requiere de una política de fomento a la inclusión de las mujeres en los procedimientos de sucesión de derechos agrarios, de tal forma que se garantice una mayor participación a través de la propiedad de la tierra. De acuerdo con la base de datos del RAN sobre los sujetos agrarios que han depositado su lista de sucesión de derechos, de las 2 millones 981 mil 556 personas lo han hecho, 72.65% fueron hombres y 27.35% mujeres.