19 febrero, 2019, Por: Gerardo Suárez
Carmen J. Martínez, presidente del comisariado del Ejido Cerro Prieto, municipio de Angangueo, Michoacán expresa que su ejido basa su economía en la llegada de la mariposa Monarca a su territorio. “Si la mariposa deja de venir la gente se quedaría sin ingresos. El turismo que viene a Sierra Chincua a ver a la mariposa le da empleo a más de 300 personas del ejido y de muchos otros ejidos vecinos que también tienen sus centros ecoturísticos”.
La migración de la mariposa Monarca es uno de los fenómenos naturales más majestuosos de la Tierra. Cientos de millones de mariposas viajan, cada invierno, desde Canadá y Estados Unidos más de 4 mil kilómetros para llegar a los bosques de México, particularmente en los estados de México y Michoacán.
A lo largo de las dos últimas décadas la migración de la monarca ha sufrido diversas alteraciones: algunas veces las colonias de mariposas son menos nutridas; otras, retrasan su llegada y en otras, como en este año, anticipan sus procesos de reproducción y su viaje de regreso a Canadá.
Las alteraciones climáticas, en particular el incremento de la temperatura, y la ocurrencia cada vez más frecuente de fenómenos meteorológicos más extremos como ciclones y huracanes afectan sus procesos migratorios.
Sin embargo, este espectáculo natural inigualable está en riesgo no solo por el cambio climático, que ya es bastante grave, sino también por las practicas agroindustriales que están matando a las mariposas y sus zonas de anidación y alimentación.
El uso excesivo de herbicidas y otros agroquímicos en los campos agrícolas de Estados Unidos y Canadá está eliminando las plantas de las cuales se alimentan las mariposas Monarca en su etapa larvaria. Las plantas de asclepia, comúnmente conocidas como “algodoncillos”, son indispensables para el ciclo de vida de la Monarca, son la única fuente de alimento para las orugas. La supervivencia de la mariposa depende de la disponibilidad de esta planta hospedera, que contiene componentes tóxicos para protegerlas de sus posibles depredadores.
El uso desmedido de agroquímicos que requiere el modelo de producción agroindustrial de monocultivos no solo está terminando con las mariposas, sino también con otros polinizadores de importancia vital como las abejas, las polillas o los murciélagos. Estudios recienten revelan que las poblaciones de insectos están decreciendo a un ritmo alarmante y esto está generando graves desequilibrios ecológicos.
Sin polinizadores no podríamos producir el 90 por ciento de los cultivos que consumimos actualmente.
Carmen J. Martínez Colín, presidente del Consejo asesor de la Reserva de la Biósfera Mariposa Monarca, indica que “debe regularse el uso de pesticidas para proteger a las plantas de las cuales se alimenta y en donde deposita sus huevecillos la mariposa, sino podría desaparecer”.
“En México debemos impedir que se siga deforestando porque sin el bosque ya no vendrán las mariposas. Se están tirando los bosques para sembrar aguacate y otros cultivos en Michoacán y en otros estados, esto se debe detener, añade.
Resalta que “las comunidades dedicamos mucho trabajo y esfuerzo en mantener en buenas condiciones el bosque, porque es nuestra fuente de trabajo, nos da aire limpio y agua, pero muchas veces este trabajo no es bien valorado. Tenemos el compromiso de heredarles el bosque a nuestros hijos y nietos y por eso hacemos reforestaciones y mucha vigilancia para evitar que se meta gente a robar madera”.
Platica que la vida en este bosque es muy ardua y a veces sufrida, pero vale la pena con tal de conservarlo para que vengan las mariposas Monarca. “Este bosque es una herencia que nos legaron nuestros ancestros y nos corresponde heredarlo a nuestra descendencia, pero no solo depende de nosotros, el cambio climático y el uso de contaminantes que dañan los ecosistemas de la mariposa las está matando”, lamenta.
México, referente internacional por su proactividad en convenciones internacionales en materia ambiental y por ser parte de tratados internacionales como los de Diversidad Biológica, de Nagoya, de Cartagena, así como los convenios de Rotterdam y de Estocolmo -estos dos últimos relacionados con la eliminación de plaguicidas y de compuestos orgánicos persistentes-, aún permite el uso de agroquímicos altamente dañinos y peligrosos que en muchos países del mundo están prohibidos por ser considerados plaguicidas altamente peligrosos. Las empresas que los producen y los comercializan en México no pueden venderlos en sus países de origen y en otras regiones porque muchos de esos compuestos están prohibidos, tal es el caso de Alemania y prácticamente toda la Unión Europea.
Además de las severas afectaciones ambientales que genera el uso desmedido de agroquímicos, ya hay muchos casos documentados en el país de daños a la salud humana, como la presencia de cáncer en jornaleros y sus familias por su exposición directa a los agroquímicos o bien por la contaminación de los acuíferos.
La negación del cambio climático por parte del actual presidente de Estados Unidos y un importante grupo de empresas relacionadas con la extracción petrolera y el carbón es un obstáculo muy grande para que se modifiquen estos modelos de producción agropecuaria que están afectando severamente los ecosistemas y a las poblaciones de polinizadores como la mariposa.
Fotrografías: Enrique Abe