13 mayo, 2017, Por: Gerardo Suárez
Los bosques tienen un papel decisivo en la lucha contra el cambio climático. Su capacidad de capturar dióxido de carbono nos permitirá ganar el tiempo necesario hasta lograr disminuir radicalmente nuestros niveles de emisión de CO2 –que implica rediseñar las políticas y transformar infraestructura–. Pero para que esto ocurra, es imprescindible frenar la deforestación y restaurar los bosques del planeta.
Recientemente el diario británico The Guardian organizó un panel con especialistas para discutir las medidas más efectivas contra la deforestación. El grupo, conformado por diez expertos, llegó a una serie de conclusiones, entre las que destacan: el papel de las comunidades indígenas como los guardianes más eficientes de los bosques, incentivar el cuidado de la superficie forestal y renovar el paradigma que confronta a la conservación, con el desarrollo económico. Todas las anteriores son premisas que considera el manejo forestal comunitario, modelo promovido en México por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible.
A continuación las recomendaciones:
Gobiernos alrededor del mundo coinciden en la urgencia de frenar la deforestación pero, a la par, incentivan su rentabilidad. Lo anterior mediante subsidios y otros apoyos a actividades agrícolas que implicarán la tala de áreas boscosas.
La subsistencia e identidad cultural de grupos indígenas alrededor del mundo están íntimamente ligados a los bosques. Por esto, y como se ha demostrado reiteradamente, estos grupos son los más efectivos agentes de conservación de los territorios forestales. Rachel Biderman, Directora del World Resources Institute de Brasil, advierte que fortalecer a la población indígena que habita los bosques, es clave para frenar la deforestación.
Poner en la mesa de discusión las causas, y posibles soluciones, ante la deforestación, tanto a nivel global como según las particularidades de cada región es, de acuerdo con Ian Gray, coordinador del Forest Investment Program, una de las medidas fundamentales. Tal vez sobre decir que en paralelo se tiene que tomar acción, de forma expedita, ya que evidentemente el tiempo apremia.
Es imperativo cambiar el paradigma que erróneamente confronta estas dos actividades. La evidencia, tal como señala Per Pharo, quien dirige The Norwegian Climate and Forest Initiative, es que combinar la conservación, restauración y manejo sustentable de los bosques, con agricultura de alta productividad, genera mejores resultados en cuanto a productividad, beneficios medioambientales y justicia social. Como ejemplo, Pharo cita el caso brasileño que registró un crecimiento considerable de su producción agrícola y una notable reducción en sus índices de deforestación.
La presión de los consumidores, junto con la elaboración de políticas públicas, podría ayudar a que las grandes empresas y productores monitoreen de cerca su proceso de suministro y garanticen la sustentabilidad en la extracción de cada insumo o recurso que provenga de los bosques.
En este punto Frances Seymour, del Center for Global Development, enfatiza en la necesidad de reconocer legalmente el derecho a la tierra de las comunidades indígenas y rurales, así como eliminar la sobrerregulación que con frecuencia entorpece las labores de estos grupos. Estos dos factores son enemigos comunes de la conservación y restauración de áreas forestales, sobretodo en el caso de países en desarrollo, mismo que ocupan buena parte de la superficie forestal del planeta – por ejemplo México o Brasil–.
Otorgar estímulos financieros a países para aplicarlos en programas de protección y reforestación, es una medida que Per Pharo considera apropiada. Sin embargo, enfatiza en la necesidad de monitorear el ejercicio de estos recursos para garantizar que este modelo arroje mejores resultados.
Imagen: Google Earth, Michoacán, México.