Fuerte estancamiento del sector forestal: León Jorge Castaños


14 mayo, 2018, Por:

Fuerte estancamiento del sector forestal:  León Jorge Castaños

Al sector forestal en México no se le valora como debería. Basta decir que más del 70 por ciento del territorio nacional cuenta con cobertura forestal, sin embargo, y a pesar de esta enorme riqueza natural, la superficie bajo manejo es de apenas 8 millones de hectáreas y el valor de la producción forestal no alcanza ni el 0.3% del PIB. La balanza comercial del país en este rubro es sumamente deficitaria, pues de los 20 millones de metros cúbicos de productos forestales que se consumen en el mercado interno, solo se producen 7 millones, lo cual equivale a un déficit de alrededor de 7 mil millones de pesos.

En el plano ambiental, la tasa anual de deforestación es de 155 mil hectáreas de bosques y selvas en los últimos 5 años. Los principales factores que originan la pérdida de cobertura forestal son contradicciones en la política pública y el avance de la agricultura industrial, los desarrollos turísticos, los megaproyectos de infraestructura, la minería y el desarrollo urbano. Prácticamente todas estas actividades extractivas cuentan con una regulación mucho más laxa que la del manejo y aprovechamiento forestal sustentable, esto propicia que los dueños de los terrenos forestales opten por rentar sus tierras o cambiar el uso del suelo para sembrar o pastorear.

De acuerdo con el Ingeniero León Jorge Castaños, productor forestal y ex funcionario del sector ambiental en México, el sector forestal mexicano se encuentra estancado, entre otras cosas, por una excesiva regulación para la gestión y aprovechamiento de los recursos forestales; un servicio público ineficiente; una deficiente operatividad institucional; falta de investigación y transferencia de tecnología; falta de organización comunitaria y regional; y una falta de verdadera cultura forestal. “Pensamos que el país es un país agrícola y no forestal”, remarca.

Otro elemento que debemos considerar es que en México los recursos forestales son de propiedad colectiva. El 70 por ciento de los bosques y selvas son propiedad de comunidades y ejidos, muchos de ellos indígenas, que viven en condiciones de pobreza en medio de una gran riqueza natural.

Vaivenes en la política forestal

El ingeniero León Jorge Castaños refiere que a finales de la década de los 70, luego de un proceso de reclamo de las comunidades forestales por recuperar el control en el manejo de sus bosques que lograron ganar, “el eje de la política forestal del país era el impulso al aprovechamiento forestal por manos campesinas”. De hecho, resalta que hace 32 años, en 1985, se logró la más alta producción forestal en México, con un volumen de 11 millones de metros cúbicos de madera.

En su ponencia durante el Foro Internacional Forestal, celebrado en Durango en abril de este año, el experto en gestión forestal señaló que “la década de los 80 fue de un gran auge del manejo forestal comunitario, que permitió la reactivación del sector forestal y generó desarrollo en las comunidades que comenzaron a manejar sus recursos”. Sin embargo, lamenta, “con la entrada de Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el sector forestal mexicano fue uno de los más afectados pues no había suficiente infraestructura para competir con mercados como el de Estados Unidos o Canadá, además la política se centró en reforestaciones y se desmantelaron muchas instituciones de fomento a la producción forestal”.

El ingeniero Castaños detalla que “el marco legal y la política pública del sector forestal ha dado muchos vaivenes, pues la Ley Forestal de 1994 dio marcha atrás a la generación de capacidades productivas en los ejidos y comunidades que se había logrado en toda la década de los 80, y, en contraparte, se privilegió la reforestación y el asistencialismo. Pero, gracias a la aparición de nuevos actores en el sector forestal, como las organizaciones de la sociedad civil se logró un resurgir del manejo forestal sustentable con programas como el Procymaf, Prodefor, Prodeplan. No obstante, “por la carencia de una actitud decidida de impulso a la producción campesina, el sector se ha estancado los últimos 15 años”, lamenta.

Expone que, en la actual administración, que ya va de salida, “la apuesta fue el incremento de la producción forestal y la productividad, sin embargo, no se lograron los resultados esperados, pues se pretendía pasar de 5 millones de metros cúbicos a 11 millones, y la producción forestal en 2017 fue de casi 7 millones de metros cúbicos de madera”.

Estancamiento y potencial productivo

León Jorge destaca el valioso papel que juegan los ejidos y comunidades en el sector forestal, pues son dueños del 70 por ciento de los bosques y selvas del país, y producen el 75 por ciento de la madera. “Necesitamos fortalecer sus capacidades de organización y gestión”, subraya.

Además, añade que “hace falta desarrollar mercados e industria, porque tenemos un gran potencial para incrementar la producción, pero no podemos hacerlo por la falta de estos elementos”.

Indica que se están dando permisos de aprovechamiento forestal pero no se aprovechan esos volúmenes por falta de mercado y capacidades. Al menos 5 millones de metros cúbicos de madera que tienen permiso para ser aprovechados no se cosechan. El porcentaje de aprovechamiento en ejidos y comunidades del total que tienen autorizado es de alrededor del 60%, es decir, no aprovechan otro 40%. Mientras que los productores privados y de plantaciones forestales extraen entre el 70 y el 80 %.

Comenta que la inversión publica en el sector forestal claramente ha privilegiado la restauración y la conservación, pues en el último sexenio se destinó a estos conceptos el 75 por ciento del presupuesto de la Conafor; mientras que, al manejo y aprovechamiento forestal sustentable, solo el 25 por ciento.

Otro elemento que contribuye al estancamiento productivo, precisa León Jorge Castaños, es la tala ilegal que participa en el mercado con alrededor de 3.3 millones de metros cúbicos de madera anuales.

Hacia el futuro, plantea que tenemos que fortalecer las capacidades productivas y de conservación de los ejidos y las comunidades dueñas de los recursos forestales; así como explorar sistemas de producción y manejo con enfoque de paisaje, que nos permitan incrementar la productividad al tiempo de garantizar la conservación de los bosques y selvas.

Por otra parte, “tenemos enfrente grandes amenazas a los bosques como la tala ilegal, la minería, el turismo de gran escala, la industria inmobiliaria, la agroindustria y la inseguridad. Hay gran potencial, pero los retos son grandes”, concluye.

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