Existen muchos lugares a lo largo del territorio mexicano que, pese a no ser del todo célebres, comprenden una riqueza natural muy singular. El bosque mesófilo de montaña del Parque Nacional Cofre de Perote, en Veracruz, es uno de ellos, ya que alberga un clima, suelo y altitud óptimos para generar una fértil variedad de flora y fauna. Por ejemplo, en sus bosques predominan especies de árboles que datan de hace 300 millones de años.
Luego de un incendio masivo ocurrido en 1998, muchas de estas especies fueron calcinadas; una superficie de más de 3 mil 200 hectáreas, de las 11,700 que abarca el territorio, quedaron devastadas a un grado aparentemente irremediable. Las víctimas no solamente fueron árboles y flora endémica; una gran cantidad de animales silvestres, muchos de ellos considerados en riesgo de extinción, fueron alcanzados por el fuego.
Con el proyecto de restauración realizado desde hace siete años en esta Área Natural Protegida, el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible ha podido constatar una recuperación paulatina de la vida silvestre en la región. Ello por medio del sistema de monitoreo basado en fototrampeo, que realizan las comunidades involucradas en la restauración del bosque. Entre las especies más extrañadas que hoy han hecho una aparición sorpresiva en el perímetro, se encuentra la presencia de la zorra gris (Urocyon cinereoargenteus) y el lince (Lynx rufus) en la parte alta de la montaña.
Otros animales no menos valorados que encuentran un hogar en este bosque regenerado son el coyote, el jabalí, el águila real, la víbora de cascabel, el conejo silvestre, el cacomixtle, la ardilla voladora, el mapache y la salamandra. En el Cofre de Perote se han registrado 178 especies de animales (INEGI, 2014), entre las cuales predominan las aves, con 88 especies, y los mamíferos con 51.
El regreso de esta importante fauna a una región que ha sido restaurada casi en su totalidad, representa un avance importante en los resultados obtenidos por las diversas prácticas comunitarias, que van desde la reforestación integral de la superficie afectada, las actividades de retención y restauración de suelos, y la captura de agua y escurrimiento mediante acomodo de material, hasta el mantenimiento continuo del bosque, la prevención de incendios mediante podas, aclareos y brechas corta fuego, y la elaboración de madrigueras, nidos y espacios destinados a fungir como hogar de estos animales.
En el centro de esta estrategia se encuentra la ejemplar participación comunitaria de los habitantes, que a lo largo de siete años han demostrado una alianza firme con su entorno natural, mismo que hoy cuidan y vigilan. En breve compartimos una selección de fotografías capturadas por las fototrampas:
La restauración de paisajes forestales ha ganado importancia en los últimos años, ya que se trata de una práctica que no sólo contribuye a la recuperación de la superficie forestal, también devuelve al terreno la vida silvestre y, con ello, la conservación integral de un hábitat que se creía perdido.
En el Cofre de Perote, el CCMSS ha logrado consolidar este y otros beneficios tanto al ecosistema, como a las comunidades de los dos municipios afectados directamente por el incendio –Ayaualco y Xico–. Bajo los rubros económico, social, organizativo y ambiental, estas comunidades hoy disfrutan de los beneficios derivados de la conservación de su territorio y biodiversidad.
Para más información sobre los trabajos de restauración comunitaria –proyecto del Consejo Civil en esta área–, dirígete al perfil del proyecto, o también puedes leer uno de nuestros reportajes en este enlace.