Los ejidos y comunidades en México han avanzado de manera significativa en el proceso de certificación del manejo de sus bosques. Bajo el estándar del Forest Stewardship Council (FSC) se han certificados ya casi 900,000 hectáreas de bosques y selvas. Esta certificación garantiza que las empresas forestales llevan a cabo sus labores de manejo y aprovechamiento de los recursos forestales de forma sustentable; con las medidas de seguridad apropiadas para los trabajadores; con prácticas de rendición de cuentas a sus asambleas y con un alto nivel de organización y gobernanza interna.
De acuerdo con el representante del FSC en México, Alfonso Argüelles, la certificación de empresas forestales comunitarias se concentra principalmente en los estados de Chihuahua, Durango, Oaxaca, Quintana Roo, Campeche, Jalisco y Puebla, además de algunos casos notables en Hidalgo, Michoacán y el Estado de México. Cabe señalar que “México es el país con la mayor superficie de bosques comunitarios certificados en el mundo”.
La madera proveniente de una empresa forestal certificada bajo el estándar del FSC da certeza de que es de origen legal y de que su extracción no degrada los bosques de donde se obtuvo, “porque la certificación implica que la empresa comunitaria realiza trabajos de reforestación, monitoreo de plagas y enfermedades en el arbolado; emplea técnicas de cosecha eficientes para no causar afectaciones al bosque y promueve la conservación de la biodiversidad,” asegura.
Alfonso Argüelles explica que la certificación de buen manejo forestal del FSC no busca que “ las empresas forestales comunitarias sean súper rentables, busca, en realidad, que sean solventes, que no dependan de apoyos externos para su continuidad, es decir, que sean viables, que garanticen la seguridad de sus trabajadores y el mantenimiento de las funciones ecológicas de los bosques que se manejan.”
Además de la certificación del manejo forestal, el representante del FSC en México comenta que “se tienen 138 certificados de cadena de custodia, esto quiere decir que 138 empresas se han comprometido a vigilar la trazabilidad de la madera que proviene del bosque certificado y el rastreo del origen legal de la madera y productos forestales que emplean en sus operaciones.”
En los años anteriores la certificación de empresas forestales comunitarias fue impulsada de manera importante por la Comisión Nacional Forestal, y sin duda, “los recortes presupuestales que se registraron para este año 2017, van a afectar el crecimiento de la superficie de bosques y selvas certificadas,” lamenta Alfonso Arguelles. Sin embargo, plantea que la certificación, con o sin impulso gubernamental seguirá avanzando dado que el mercado forestal, cada vez más, exige que los productos forestales provengan de bosques certificados.
Detalla que la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable vigente, “considera a la certificación como voluntaria. Lo mejor sería que la Ley forestal contemplara un mandato claro para que las instituciones gubernamentales adoptaran una política de compras que obligara a adquirir productos certificados. Esto sería un motor para avanzar en la certificación de la producción forestal, fortalecer a las empresas forestales comunitarias que hacen bien las cosas y contribuir a frenar la comercialización de madera ilegal.”
El Forest Stewardship Council es una organización de la sociedad civil de tipo global, democrática que opera en más de 80 países y ha otorgado la certificación en casi 200 millones de hectáreas. Arguelles añade que la Asamblea de miembros del FSC se conforma a través de tres Cámaras: una social, otra económica y una más ambiental. “Con esto se genera un equilibrio de peso ponderado entre los miembros según sus intereses y según su proveniencia.”
La certificación del manejo forestal está creciendo con enorme rapidez en el mundo pues ha demostrado que abre las puertas para nuevos mercados, además de promover la adopción de prácticas responsables en el ámbito silvícola, ambiental, laboral, administrativo y comercial.
Más de 30,000 empresas del sector forestal en el mundo se han comprometido con el FSC para generar cadenas de suministro que garanticen a los consumidores que los productos que detentan el sello FSC realmente provienen de bosques certificados.
En México se tiene hoy día la oportunidad de aprovechar la herramienta certificación para impulsar procesos de mejora en el manejo del bosque y para reconocer el esfuerzo de las comunidades y ejidos con bosques bien manejados. Sin embargo, se requiere que el gobierno y de las grandes empresas se comprometan con la sustentabilidad y establezcan políticas estrictas de adquisiciones que establezca la obligatoriedad de comprar productos certificados provenientes de comunidades certificadas.