19 marzo, 2019, Por: CCMSS
Posicionamiento del ejido Dziuché
Nos manifestamos para expresar nuestro júbilo por la reciente sentencia judicial que suspende la aplicación del decreto de Área Natural Protegida Estatal, denominada “Sistema Lagunar Chichankanab”, en el Ejido Dziuché, municipio de José María Morelos, Quintana Roo. Y rechazar las voces que nos califican de manipulados en un proceso de defensa de nuestros derechos agrarios, y aquellas que vaticinan la deforestación de nuestros montes so pena de la defensa de nuestros derechos.
A esas voces, y al público en general, contamos que desde hace más de 70 años conservamos como ejido nuestros montes y nuestra laguna, que los acuerdos de nuestra asamblea por proteger y conservar nuestro territorio preceden la fecha de un decreto que se emitió a nuestras espaldas y violando nuestros derechos constitucionales como comunidad agraria y pueblo indígena. La tontería de la que nos han acusado, según lo ha publicado recientemente un funcionario de la SEMA, equipara nuestra lucha por la defensa de nuestros derechos con las principales causas de deforestación en la Península de Yucatán: menonitas y palma de aceite. Que no se confunda a la gente, nuestra lucha es auténtica y está basada en la protección de nuestra tierra y territorio, y en la defensa por mantener nuestros derechos de control sobre nuestros recursos naturales ¿quién se queda de manos cruzadas ante el arrebato de su patrimonio? ¿quién se queda de manos cruzadas ante la amenaza creciente de proyectos extractivistas impulsados por el sector privado en tierras de las comunidades con el beneplácito de los organismos públicos?
Queremos dejar muy claro que la defensa de nuestro territorio nació del propio Ejido, como legítimos propietarios de las tierras, con o sin intervención de terceros. Decir lo contrario, es subestimarnos y eso es un insulto al Ejido.
El ejido Dzicuhé ha conservado por decenas de años su territorio, logrando preservar un escenario natural que hoy por hoy el gobierno estatal quiere administrar, concesionar, regular, conservar, desarrollar y preservar, según lo manifiesta en los artículos y transitorios del mentado decreto, sin la más mínima participación de nosotros en dichos procesos, y cuando mencionaron la palabra “ejido” en el mismo mentado decreto fue para exponer con calumnia que “hemos expresado nuestra disposición de que nuestros terrenos formen parte del área protegida”. Las actas de las asamblea ejdales de 2009 muestran feacientemente la clara y rotunda negativa de los ejidatarios ante la propuesta de que en nuestras tierras se estableciera dicha área. Elemento clave que fue considerado por la jueza federal para sentenciar la insubsistencia del decreto en nuestras tierras.
Por acuerdos de la asamblea ejidal mantenemos en estas tierras vastas porciones de áreas forestales con altos valores de conservación, como son los más de cien metros de orilla de la laguna en todo su perímetro, y el monte más alto del ejido que, por decisión propia, hemos inscrito bajo esquemas formales de protección, teniendo como resultado una Unidad de Manejo Ambiental y un Programa de Pago por Servicios Ambientales, en más de cinco mil hectáreas del ejido. Además, contamos con un aprovechamiento forestal autorizado por la Semarnat en una superficie similar, con un programa de manejo de largo plazo que garantiza un aprovechamiento sostenible de la selva y que genera medios de vida para la población local y beneficios múltiples a las y los ejidatarios.
El monte nos da de comer, de él vivimos, no estamos peleados con nuestra tierra, es nuestro único patrimonio, por ello lo protegeremos y defenderemos hasta el final. Nos quieren excluir de nuestro territorio pero seguiremos luchando de manera organizada por defender lo que por derecho nos corresponde.
Ejido Dziuche
José María Morelos, Q. Roo, a 18 de marzo de 2019