Luego de un proceso de devastación que vivieron los bosques de esta comunidad indígena de la meseta purépecha en Michoacán, México, el pueblo se unió para hacer frente a los grupos delincuentes que derribaron 8 mil hectáreas de bosque para vender la madera e instaurar huertas aguacateras.
A 10 años de esos acontecimiento, los bosques de la comunidad están prácticamente recuperados y generan beneficios ambientales de incalculable valor para toda la población, además con su industria de procesamiento de resina de pino, generan cientos de empleos e ingresos para las familias, al tiempo de conservar el bosque en perfecto estado.