8 febrero, 2017, Por: Genaro Madrid
Desde hace décadas los paradigmas en torno a la conservación ya no toman solo en cuenta el patrimonio biológico, también el cultural y la interacción entre ambos. Restauración y conservación de los ecosistemas, junto con el desarrollo de una economía social, el ordenamiento del territorio y el fortalecimiento de la identidad cultural, suelen ser a grandes rasgos los objetivos de estos modelos bioculturales.
En el caso de México, país que destaca por su desbordante riqueza tanto biológica como cultural, resulta esencial implementar políticas orientadas a proteger y aprovechar de forma integral este patrimonio. Y es aquí donde nos encontramos con los “Paisajes bioculturales”. Esta herramienta de gestión y conservación está inspirada en un modelo que se aplica en Francia desde hace más de medio siglo, y que se conoce como “Parques naturales regionales”.
La creación de paisajes bioculturales requiere de la delimitación de territorios volcados a la conservación del patrimonio cultural y natural, así como del desarrollo de economías rurales sostenibles. En este marco, y por medio del pacto de un Plan de Gestión Territorial, las comunidades operan dichos territorios en coordinación con autoridades locales y federales, ejerciendo así su capacidad de gobernanza. Estos planes establecen el manejo del paisaje biocultural por un plazo de 15 años y, además de detallar las estrategias que se incluirán, se fijan metas puntuales en materia de protección, valorización y desarrollo en dicha área.
Si bien existen múltiples retos para lograr una aplicación exitosa de este modelo de gestión, el diseño original de dicha herramienta, en combinación con el perfil megadiverso de México, hacen de los paisajes bioculturales un esquema bastante prometedor. Obviamente se requiere de una adecuación del marco jurídico para optimizar su implementación; también es esencial el reforzamiento de políticas que validen plenamente el derecho e incentiven las capacidades de las comunidades para aprovechar y conservar el capital natural, cultural y paisajístico de sus territorios.
Durante los últimos cien años los patrimonios biológico y cultural se han visto seriamente deteriorados alrededor del mundo, tanto con la pérdida de biodiversidad como de diversidad cultural, por ejemplo la lingüística. Para contrarrestar esta inercia se requiere de innovar, sensibilizarnos, coordinarnos y, sobretodo, de actuar con rapidez. Por eso la premura de implementar alternativas y nuevos modelos que nos permitan salvaguardar el tesoro biocultural que aún poseemos, a la par de reconocer el papel crucial que tienen las comunidades rurales e indígenas, en cuyos territorios se aloja buena parte de dicho patrimonio, en este proceso. Y es precisamente a esta urgencia a la que los paisajes bioculturales buscan responder.
Para conocer a detalle el modelo de paisajes bioculturales te sugerimos consultar en este enlace: Los Paisajes Bioculturales: un instrumento para el desarrollo rural y la conservación del patrimonio natural y cultural de México (2015).