23 diciembre, 2017, Por: Gerardo Suárez
Ejidos y comunidades con raíces mazahuas y otomíes que habitan en la Cuenca de Amanalco-Valle de Bravo, en el Estado de México, celebraron y compartieron su trabajo de este año que termina. Las actividades de manejo sostenible que llevan a cabo en sus bosques y parcelas agrícolas repercuten en la provisión de servicios ambientales de gran importancia para las zonas urbanas de Toluca y la Ciudad de México.
Estas comunidades producen sus alimentos sin agroquímicos. En cambio, optan por la elaboración de fertilizantes orgánicos; realizan de obras de conservación de los suelos y dedican mucho esfuerzo a las labores de manejo de su bosque. Gracias al esquema de manejo integral de territorio con el cual trabajan desde hace 4 años, ha mejorado considerablemente la calidad del agua que escurre desde sus territorios hasta la presa de Valle de Bravo, que también es fuente de abasto del Sistema Cutzamala.
En el marco de la séptima Feria de Intercambio Campesino, veinte ejidos y comunidades de la cuenca de Amanalco, reconocieron mutuamente sus esfuerzos y valiosas contribuciones en la conservación de sus recursos naturales y la provisión de valiosos servicios ambientales, gracias al manejo sustentable e integrado de sus territorios.
Muchas de estas comunidades realizan acciones de manejo y aprovechamiento forestal para la producción de madera y carbón. Esta es una de las principales fuentes de ingreso y empleo para las familias y, al mismo tiempo, fomentan la conservación de su bosque, mediante trabajos de podas, aclareos; apertura de brechas cortafuego, seguimiento de regeneraciones naturales y reforestaciones. Además, realizan rondines de vigilancia para prevenir “tala ilegal”.
Entre las comunidades que participaron en la feria están: San Antonio de La laguna, San Miguel Textepec, Rincón de Guadalupe, San Juan, San Juan Atexcapan, así como los ejidos Corral de la Piedra, El capulín, Capilla Vieja, San Jerónimo, San Mateo, Amanalco, Rincón de Guadalupe, El potrero, San Bartolo, San Juan, San Lucas y San Mateo Almomoloa.
El manejo sustentable del bosque por parte de los campesinos dueños de estos territorios, propicia, entre otras cosas, una mayor captura de carbono, la infiltración del agua para la recarga de los mantos freáticos, la regulación de la temperatura, la prevención de incendios forestales y el combate a la “tala ilegal” en la región.
Las familias fueron llegando de apoco a la Feria de Intercambio Campesino, que se realizó en el centro de Amanalco. Desde muy temprano salieron de sus hogares bien abrigados, traían consigo cazuelas, canastas y costales con productos que ellos mismos cosecharon y prepararon: frijoles, calabazas, maíz, aguacate, guacamole, acociles, jitomate, chiles, miel, chayotes, pulque, tortillas, pan, buñuelos.
Diana Laura Hernández, una joven de la comunidad de San Antonio de la Laguna llegó al encuentro ataviada con la vestimenta típica de la cultura mazahua. Junto con sus familiares y compañeros de la comunidad, representaron “el ritual de la boda mazahua”, en una breve obra de teatro y danza. “La intención es exaltar el orgullo por nuestros orígenes y cultura”, destacó Diana Laura.
Como parte de ese orgullo por la preservación de su cultura mazahua, la joven entonó el poema “Soy mazahua”, en idioma mazahua y, luego, en castellano, que entre sus versos dice:
Tú has querido negar mi existencia
yo no niego la tuya
pero yo existo: ¡soy mazahua!
Estoy hecha de esta tierra, de este aire,
del agua y del sol.
Soy un sobreviviente de mis antepasados
Al que han heredado una cultura, una lengua,
Una forma de respetar a sus hermanos,
Porque yo nací para ser hermano de mis hermanos,
Y no esclavo de nadie.
Tampoco quiero ser amo.
Tú has esclavizado a mis antepasados,
les has robado sus tierras, los has matado.
Ahora tú me utilizas para aumentar tus riquezas
mientras yo vivo en la pobreza.
Yo construyo la casa,
pero tú vives en ella.
Yo cultivo la tierra y la cosecho,
pero tú te quedas con su producto
diciendo que yo, no soy de razón.
Tú eres el delincuente,
pero yo estoy en la cárcel.
Nosotros hicimos la revolución
y tú te aprovechas de ella.
Pero aquí estoy yo, soy mazahua.
mi voz se levanta, se une a mil voces más
y todos unidos repetimos ¡somos mazahuas!
Nuestras manos sembrarán para todos.
Nuestras manos lucharán para todos.
¡Soy mazahua!
Luego, las familias intercambiaron sus productos en trueque y compartieron con todos la comida y sus saberes. “La feria de intercambio campesino es un pequeño reconocimiento al invaluable trabajo que llevan a cabo las comunidades y ejidos de nuestro país, y que es muy poco reconocido y retribuido”, indicó Lucía Madrid, coordinadora del CCMSS en Amanalco, Estado de México.