“Se puede extraer madera de las selvas de Quintana Roo sin dañar el ecosistema, siempre y cuando se tenga un área con vegetación alrededor y se permita la regeneración en el área intervenida”, explicó la doctora Mirna Valdez Hernández, investigadora del Colegio de la Frontera Sur. Así lo muestra el estudio liderado por ella que se acaba de publicar en la revista Forest Ecology and Management.
El artículo, titulado “Recuperacíon y sucesión temprana después de disturbios experimentales en bosques tropicales con estacionalidad seca en México” (Recovery and early succession after experimental disturbance in a seasonally dry tropical forest in Mexico), recoge las conclusiones de un proyecto que consistió en intervenir seis parcelas de media hectárea, en la selva de Quintana Roo, de distintas maneras. En dos se imitó la tumba, roza y quema y quedaron varias plantas quemadas sobre el terreno. En otras dos se hizo un tratamiento mecanizado y con maquinaria se retiraron troncos, ramas y demás elementos orgánicos. En otras dos, por último, se imitó el efecto de un huracán, y con un hacha se derribaron todos los árboles de las parcelas y se dejaron en el lugar.
Después de los tratamientos se realizaron dos mediciones. En la primera, realizada después de un año, las parcelas sometidas a tumba, roza y quema se habían recuperado rápidamente; en las que se imitó el paso de un huracán había una regeneración incipiente, y en las que fueron sometidas a una intervención mecanizada no había brotes nuevos. Después de cinco años, sin embargo, la selva se impuso sobre las diferencias: las tres parcelas presentaban una rica regeneración y reproducían la composición de la vegetación en zonas que no habían sido intervenidas.
“Eso quiere decir”, añadió la doctora Valdez Hernández, “que realmente si dejamos que la vegetación se regenere, la capacidad de la selva es muy rápida. ¡Apenas cinco años! ¡Eso es muy rápido!” Esto es, que la silvicultura en las Selva Maya puede ser perfectamente sostenible, si el manejo se hace con cuidado, y puede ser una herramienta para la conservación y para mantener el bosque en pie.
Ahora, la doctora Valdez Hernández y su equipo emprenderán una nueva investigación, complementaria a ésta. Reproducirán varias veces los mismos disturbios en las mismas hectáreas, para establecer si esta capacidad de regeneración se mantiene o se pierde cuando los tratamientos se repiten una y otra vez.